Si queremos ir al cielo necesitamos una transformación total

Por: Henry Méndez Pérez

Email: henrymendez90@hotmail.com

Al igual que el fabricante de cualquier máquina da instrucciones para que esta funcione de la mejor forma, Dios dio instrucciones para que el ser humano fuese perfecto y santo. Dios crea al ser humano y lo  coloca en un ambiente santo y todo lo que lo rodeaba era santo.

En el libro de Levítico en el capítulo 20 y el versículo 7 se nos diceSantificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.” Desde que Dios creó a nuestros primeros padres, fue su objetivo que fuesen santos y para ello los rodeó de santidad. Donde quiera que nuestros primeros padres caminaran, estaba rodeado de santidad.

La sierva del Señor nos dice lo siguiente: “Desde la eternidad Dios escogió para el hombre la opción de la santidad. La voluntad de Dios es vuestra santificación. El eco de su voz llega hasta nosotros, diciéndonos: “Más santo, aún más santo”. Nuestra respuesta siempre debería ser: “Sí, Señor, más santo todavía”. Señales de los Tiempos, 17 de diciembre de 1902

El libro de 1 Tesalonicenses 4:1, 2, 3 y 7 nos muestra el propósito de Dios para nuestras vidas: “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.”

La sierva del Señor nos presenta el cuadro de la siguiente manera: “Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo propiciación por nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo ser inducido a ceder a la tentación ni siquiera en pensamiento. Satanás encuentra en los corazones humanos algún asidero en que hacerse firme; es tal vez algún deseo pecaminoso que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece. Pero Cristo declaró al hablar de sí mismo: “Viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí.” (S. Juan 14: 30.) Satanás no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese sacar ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia. En esta vida es donde debemos separarnos del pecado por la fe en la sangre expiatoria de Cristo.” Conflicto de los Siglos p. 681

El evangelista Mateo, en su libro y en el capítulo 5 y verso 48 nos muestra el máximo ideal que Dios espera de cada uno de sus hijos al decirnos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”

Finalmente 1 Juan 3:6, 8 y 9 nos dice:Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”

No sé, mi apreciado hermano, si usted lleva muchos años en la iglesia y por más que trata, no logra avanzar en el camino de la perfección. Una vez que aprendemos el ideal tan elevado que Dios espera de la vida de un verdadero cristiano, es imperativo preguntarnos: ¿Cómo podemos lograrlo? Para ello debemos irnos hasta el momento en que el Fabricante Universal se dio a la tarea de crear al ser humano.

Dios creó a nuestros primeros padres y su objetivo era que ellos permanecieran santos por toda la eternidad. Para que esto fuera posible, el Creador diseña un ambiente perfecto para que la pareja pudiera lograr mantener el estado perfecto. Todo lo que Dios les dio era bueno en gran manera y estaba destinado a satisfacer las necesidades de nuestros primeros padres así como mantenerlos en un estado de santidad.

Todos conocemos el trágico final de la historia, ya que a pesar del estado perfecto en que vivían nuestros primeros padres, no los eximía del tentador que estaba dispuesto a arruinar el plan de Dios. Poco tiempo después de la trágica desobediencia, las escrituras registran otro hecho lamentable. Génesis 11:2 nos dice:Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.” Parece que la desgracia mayor del ser humano fue alejarse del oriente.

En Salmos 73:27-28 se nos dice:Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras.” Nuestro Padre nos invita una y otra vez a volver a Él y es que desde aquel momento registrado en Génesis 11, el ser humano se ha ido alejando cada vez más del propósito ideal de Dios.

En Malaquías 3:7 podemos ver nuevamente ese llamado a volver. ¿Volver adonde? Debe ser al oriente puesto que fue de allí que el ser humano se alejó. El texto nos dice:Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?”

¿Qué cosas había diseñado Dios en oriente y que servirían para perpetuar la santidad del hombre? Analicemos algunos textos que nos indican esas cosas que Dios dio al hombre en su estado perfecto, y veamos que son justamente las que el enemigo ha atacado con toda su astucia.

Dieta

Génesis 1:29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.” Vale la pena preguntarse: ¿Nos hemos alejado de este aspecto que fue dado en el oriente y que servía para que el hombre fuera santo? Creo que sin duda estamos bastante lejos.

La pluma inspirada nos dice lo siguiente: “La obra de la reforma pro salud es el medio que Dios tiene para disminuir el sufrimiento que existe en nuestro mundo y purificar su iglesia… Esta obra lleva la firma del Cielo y abrirá las puertas de entrada a otras preciosas verdades. Hay lugar para que trabajen todos los que se dediquen a realizar esta obra con inteligencia. Hay que dar importancia a la obra de la reforma pro salud, es el mensaje que se me ha instruido que dé. Exponed tan claramente su valor para que se sienta en todas partes la necesidad de adoptarla. La abstinencia de los alimentos y bebidas perjudiciales es el fruto de la verdadera religión. El que está cabalmente convertido abandonará todo hábito y apetito perjudiciales.” Consejos sobre la Salud, p. 441-442

Tal parece que la revelación es bastante clara. Para que el ser humano pueda ser purificado y de esta forma alcanzar la santidad, debemos volver al oriente y comer lo que Dios diseñó originalmente para nosotros.

Habitación

Génesis 2:8 nos dice queJehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.” Cuando comparamos esta descripción del lugar que Dios plantó para que el hombre lo habitara, con las ciudades tan ruidosas, sobrepobladas y llenas de maldad en las que vive la mayoría del profeso pueblo de Dios, podemos ver claramente lo mucho que nos hemos alejado del plan divino.

Nuevamente la sierva del Señor nos dice: “El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.” Maranata, p. 182

Una vez más creo que la invitación está bastante clara y debemos obedecer la orden divina si queremos alcanzar la perfección.

Ocupación

Génesis 2:15 nos dice:Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” Agreguemos un par de citas igualmente inspiradas y con relación a este aspecto. La Educación, págs. 214 y 215 se nos exhorta: “Ningún ramo de trabajo manual es de más valor que la agricultura. Se debería hacer mayor esfuerzo para crear y alentar el interés en las tareas agrícolas.”

Acá tenemos otra maravillosa cita: “En el plan de redención hay misterios que la mente humana no puede sondear, muchas cosas que la sabiduría humana no puede explicar; pero la naturaleza puede enseñarnos con respecto al misterio de la piedad. Cada arbusto, cada árbol que da fruto, todo vegetal, contienen lecciones que podemos estudiar. En el crecimiento de la semilla podemos leer los misterios del reino de Dios. Para el corazón suavizado por la gracia de Dios, el sol, la luna, las estrellas, los árboles, las flores del campo pronuncian palabras de consejo.” La Maravillosa gracia de Dios, p. 286

Tal parece que la sociedad del conocimiento en que se desenvuelve el ser humano actual, no atribuye casi ningún valor a la ocupación más sagrada que existe. Ya nadie quiere ser agricultor debido al ataque excesivo que el enemigo ha hecho a esta trascendental ocupación.

Vestido

En Génesis 2:25 se nos dice: “Y estaban ambos desnudos y no se avergonzaban.” Luego de la trágica desobediencia, el capítulo 3:7 nos dice: Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. El hombre se hizo un delantal para cubrir su desnudez y Jehová en el versículo 21 “hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. La vestidura original era una que demostraba pureza y santidad. ¿Qué demuestra el vestido actual del hombre y de la mujer?

La sierva del Señor agrega: “La inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos.” Patriarcas y Profetas, p. 26

Y luego en una forma muy cruda pero real nos dice: “Para obedecer a la moda, hay madres que visten a sus hijos con sus miembros casi desnudos, y el frío hace que la sangre no siga su curso natural, y se sobrecarguen los órganos internos, dificultándose la circulación y produciéndose la enfermedad. Los miembros no fueron formados por nuestro Creador para estar expuestos a la intemperie, como la cara. El Señor proporcionó también grandes venas y nervios para las extremidades y los pies a fin de que contuvieran una gran cantidad de la corriente de la vida humana para que los miembros pudieran estar uniformemente con el mismo calor del cuerpo. Debieran estar debidamente abrigados a fin de que la sangre vaya a las extremidades. Satanás inventó las modas que dejan los miembros expuestos a la intemperie y hacen que el frío saque la corriente vital de su curso original. Cuando las extremidades que están lejos de los órganos vitales no están debidamente abrigadas, la sangre es impulsada a la cabeza originando dolor de cabeza o hemorragia nasal, o hay una sensación de congestión en el pecho que produce tos o palpitación del corazón debido a que hay allí demasiada sangre; o el estómago se sobrecarga de sangre y se provoca indigestión.” Testimonios, tomo 2, págs. 531, 532

Relación

Génesis 2:18, 24 nos dice de la siguiente manera: “No es bueno que el hombre esté solo. Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne.” No era bueno que el hombre estuviera solo ya que de esta forma no reflejaba la imagen del Padre y del Hijo y porque además, no podría permanecer santo sin una ayuda idónea.

El Espíritu de Profecía nos dice: “Hizo Satanás [en la época antediluviano] un premeditado esfuerzo para corromper la institución del matrimonio, debilitar sus obligaciones, y disminuir su santidad; pues no hay forma más segura de borrar la imagen de Dios en el hombre, y abrir la puerta a la desgracia y al vicio. Nota: Patriarcas y Profetas, pág. 350

¿Les parece que Satanás todavía sigue con sus intenciones de destruir esta maravillosa relación?

Conclusión

A como hemos analizado, nuestro Creador diseñó un ambiente perfecto para que el hombre pudiese vivir una vida perfecta. El ser humano pronto comenzó a alejarse de ese plan original y entre más se aleja, más imposible se le hace alcanzar la perfección. Para poder vivir una vida de santidad debemos volver al oriente y vivir en un ambiente tan cercano como sea posible al establecido en el principio.

Y es que si queremos ir al cielo, necesitamos una transformación total, la necesitamos como iglesia y la necesitamos individualmente y el tiempo de hablar de estas cosas ha llegado. Que el único Dios verdadero y su Hijo Jesucristo nos bendigan y nos ayuden a ser perfecto como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto.