Por Lynnford Beachy
Todos queremos sentirnos especiales y apreciados. A menudo buscamos definirnos por nuestras amistades, el talento, la belleza o las posesiones. Buscamos ser validados por el valor que los demás ven en nosotros. Si tenemos algo muy agradable, a menudo queremos mostrarlo a otra persona para que, de cierta forma, podamos obtener su aprobación. Jesús dijo, sin embargo: “Mirad, y guardaos de la avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15).
Tu vida, tu aceptación, el valor y la aprobación, no consiste en la abundancia de los bienes que posees. Ya sean estos talentos, conocimiento, belleza, riqueza, amigos en Facebook, o cualquier otra cosa, tu valor no depende de esas cosas. Usted vale mucho más que cualquier cosa que puedas poseer.
Juan hizo una declaración muy interesante acerca de Jesús: “Y estando en Jerusalén, en la pascua, en el [día] de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos. Y no tenía necesidad de que alguien le diese testimonio del hombre, porque Él sabía lo que había en el hombre” (Juan 2:23). Recientemente aprendí algo acerca de este verso que me ayudó a aclarar muchas cosas.
Muchas personas creyeron en Jesús, pero él “no se fiaba de ellos.” ¿Estaba Jesús comprometido con las personas que él vino a salvar? ¡Por supuesto que lo estaba! Él estaba tan comprometido que dio su vida por nosotros. La palabra griega traducida como “fiar” en este versículo es la misma palabra que se traduce como “creer” en el verso anterior. Muchas personas creyeron en él, pero Jesús no confiaba en el hecho de que ellos “creyeron”. Lo que creía la gente de Jesús no determinó su identidad o su valor. Pocos años después, muchas de estas mismas personas estaban gritando: “¡Crucifícale, crucifícale!” (Lucas 23:21). Él sabía que su verdadero valor no dependía de la aprobación o el rechazo de la gente.
Las personas son tan inconstantes que sus opiniones pueden cambiar muy rápidamente. Si usted permite que cualquier ser humano determine su identidad y valor, le aseguro que su experiencia será como la de una montaña rusa; arriba y abajo. No podemos darnos el lujo de dejar que otras personas nos arrastren hacia abajo por la culpa y la vergüenza que no nos pertenece. Tampoco podemos darnos el lujo de confiar en sus elogios veleidosos para determinar nuestro valor.
La Verdadera Identidad
Entonces, ¿cuál es su identidad y cómo la puedes encontrar? Para averiguar lo que tienes y que realmente vale la pena, solamente debes ir a la Biblia, que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16). El amor que Dios tiene para ti es ilimitado. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?” (Romanos 8:32). El ser más grande, la persona más exaltada en el universo estuvo dispuesto a renunciar a todo por usted, incluyendo a su Hijo amado. Por lo tanto usted debe ser una persona muy especial y muy valiosa.
“Oh, pero yo soy un pecador impío, Dios no puede amarme.” ¡Sí, Él puede, y lo hace! Si usted es impío, entonces usted es justamente la persona que Jesús vino a salvar. “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Porque apenas morirá alguno por un justo; con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios encarece su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5: 6-8).
Tu valor y tu identidad está determinada por alguien que no cambia (Santiago 1:17). Él te ama “con amor eterno” (Jeremías 31:3). “Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38, 39).
Conforme a lo que has creído
Jesús dijo: “… y como creíste te sea hecho” (Mateo 8:13). Vivimos nuestras vidas de acuerdo a lo que creemos sobre nosotros mismos. Si usted cree que usted es un hijo del Altísimo, en quien Él se agrada, esto afectará la forma en que usted vive. Del mismo modo, si usted cree que usted es un pecador perdido, destinado al fracaso, esto igualmente afectará la forma en que usted vive. Tu tienes un potencial increíble, y un poder a tu disposición que va mucho más allá de lo que has imaginado (Efesios 3:20).
“Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de Jesús nuestro Señor. Como todas las cosas que [pertenecen] a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquél que nos ha llamado a gloria y virtud; por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” (2 Pedro 1: 2-4). La gracia es “la influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida” (Diccionario Griego de Strong). Esta gracia se multiplica a través del conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor. Cuanto más se familiarice con los tesoros disponibles para usted a través de Cristo, su vida se transformará más a su imagen. Antes debes creer en las promesas que le han sido dadas para que pueda ser partícipe de su naturaleza divina.
Dios “… nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados, según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:6-7). Hemos sido comprados con la sangre de su Hijo. Somos aceptados a través de él. Su aceptación es nuestra aceptación. Se nos valora basado en Su valor, y este es ilimitado. Jesús oró a su Padre: “…para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado como también a mí me has amado” (Juan 17:23). ¿Puedes comprender eso? Dios te ama tanto como ama a su “Hijo amado” (Mateo 3:17). Eso significa que usted es un hijo amado de Dios. Usted es parte del cuerpo de Cristo y Él “te sustenta y te cuida” (Efesios 5:29). Si crees en el hecho de que eres un hijo amado del Altísimo, su vida reflejará esa creencia.
¿Y qué pasa cuando caigo?
Recuerdo que cuando mis hijos estaban pequeños me emocionada ver cuando daban sus primeros pasos. Cuando empezaron a caminar, cada rato se caían. Estaban sentados en el suelo mucho más de lo que estaban caminando, pero aun así era emocionante verlos. Yo jamás habría siquiera considerado regañarlos o rechazarlos por su fracaso. En su lugar, yo les decía, “¡Levántate! Puedes hacerlo. De un paso más. “Dios es al menos tan buen Padre como nosotros.
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; más los impíos caerán en el mal.” (Proverbios 24:16). Basados en este verso, ¿quién cae más a menudo, el hombre justo o el malo? El malvado sólo cae una vez, mientras que el justo cae siete veces. La razón de esta diferencia es que el justo vuelve a levantarse cada vez que cae. Si no se levanta, no se puede caer de nuevo ya que se encuentra caído. El simplemente tienen la actitud, “No te alegres de mí, oh enemiga mía, porque aunque caiga, me volveré a levantar; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.”(Miqueas 7:8).
No se desanime cuando se cae. Dios no deja de amarte. Él te amaba desde antes de que le aceptaras. Él no deja de amarte cuando te caes. Asegúrate de que no permanezcas caído, sino que te levantes para venir a Él a pedirle perdón. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar [nuestros] pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9). Cuando haces esto, Él siempre te aceptará. Jesús dijo: “… al que a mi viene, yo no le echo fuera” (Juan 6:37).
El Hijo Pródigo
Jesús dio una parábola acerca de un hijo que egoístamente pidió su herencia a su padre y luego fue y lo gastó en “una vida desenfrenada” (Lucas 15:13). Tenía un montón de amigos mientras su riqueza duró. Mucha gente se alegra de ser su amigo cuando tienen algo que ganar. Pero, finalmente, el dinero de este hijo se acabó. Él se rebajó a desear la alimentación de los cerdos, y se vio tentado a comer esa comida tan desagradable, porque ninguno de sus supuestos amigos estaban dispuestos a darle nada (Lucas 15:16). “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y fue movido a misericordia; y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed la mejor vestidura, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en [sus] pies; y traed el becerro grueso y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.”(Lucas 15: 17-24)..
Después de que este joven desperdició su herencia, sintió vergüenza de volver a su padre y pedirle cualquier cosa. Él decidió rebajarse a sí mismo delante de su padre y convertirse en un servidor en lugar de un hijo. Pero su padre no estaba dispuesto a permitirlo. Mientras que el joven estaba recitando su discurso preparado de antemano y tan pronto como se denigró a sí mismo diciendo: “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo…” su padre lo interrumpió pidiendo que trajesen la mejor ropa y que organizaran una fiesta. Este padre representa a nuestro Padre celestial y ese hijo nos representa. Nunca trates de rebajar su estatus al de un criado. Usted es su hijo, y Él quiere que usted sepa cuan precioso eres para Él.
Mi amigo, no importa lo que hayas hecho, no importa cuánta vergüenza hayas soportado, usted es especial para Dios. Él está esperando ansiosamente alguna señal de tu regreso. Él te ama inmensamente y se encuentra muy interesado en derramar Su amor sobre ti. Usted es un hijo de Dios, independientemente de cuánto Satanás haya tratado de distorsionar esta idea en su mente. Usted fue creado a imagen y semejanza de Dios. Usted tiene un propósito en la vida. El amor de Dios para ti va más allá de lo que se pueda expresar en simples palabras. Jesús tomó allá en la cruz toda su culpa, vergüenza, junto con todos tus pecados. Él te ha dado el manto inmaculado de su justicia. ¡Acéptalo! ¡Haz de este regalo algo que te llene de alegría! Deja la culpa, la vergüenza y el pecado atrás y no pienses en esas cosas nunca más. ¡Tu Padre lo se acuerda de esas cosas nunca más! El los echa en las profundidades del mar (Miqueas 7:19). ¡Él quiere verte brillar! “Levántate, resplandece; que ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las gentiles a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” (Isaías 60: 1-3)