Por Henry Méndez
¿Has escuchado a alguien decir estas palabras en algún momento?: Es que ya no lo/la amo y por eso nos vamos a divorciar. En cierta ocasión leí un artículo que decía que el amor de parejas dura un máximo de cuatro años y que por eso las parejas se divorcian luego de cierto tiempo. Cuando lo leí me sentí muy enojado y no comprendía cómo los investigadores podían decir semejante blasfemia.
Un día Dios abrió mis ojos y comprendí cosas que ojos no vieron ni oído oyeron y que Dios las tiene reservadas para su pueblo. Cuando comprendí que el amor hacia la pareja se basa en razón y no en sentimiento, me sentí obligado a decir amén por lo que los investigadores habían descubierto con respecto al amor. De veras que el amor con el que las parejas se casan solamente dura cierto tiempo y bendito sea Dios por que éste se acaba.
Cuando una pareja decide casarse, la emoción circula por todo su cuerpo. “Con esta persona voy a ser feliz para siempre porque la amo y quiero vivir para siempre con ella.” Yo solamente pensaba en mí y quería que me hiciera el hombre más feliz del mundo. Un momento, eso se llama egoísmo, ¿cierto? Me casé con un amor egoísta y tarde o temprano cuando no se diera lo que yo esperaba este asunto se iba a acabar y la realidad de las cosas vendría como un invitado inesperado.
El amor de Dios no es egoísta y por lo tanto yo amaba a mi pareja con un amor diferente al que Dios desea. ¿Puede una relación matrimonial perdurar con un amor que no proviene de Dios? ¡Estoy seguro que no! Para que el matrimonio sea un pedacito de cielo acá en la tierra el amor egoísta debe acabarse y abrir la puerta al verdadero amor. Cuando el “amor” se acaba debemos acudir a la fuente del amor y pedir misericordia y sabiduría para hacer lo correcto.
Cuando la emoción se acaba y ya no sentimos más esas mariposas en el estómago es hora de tomar una decisión. La decisión es clara y sencilla y puede ser algo así: “Dios, ya no amo a mi pareja. Ya no es hermosa, no cocina tan bien, solo quiere andar con sus amigas, solo se preocupa de nuestros hijos y a mí no me dedica tiempo, ronca mucho en la noche, está un poco obesa, es muy celosa y tiene otro montón de defectos, pero he tomado la decisión de AMARLA tal y como es, con el verdadero amor y haré todo lo que está de mi parte pero también necesito de tu ayuda porque solo no puedo.” Cuando tomes esta decisión y hagas todo tu esfuerzo, grandes cosas sucederán. Dios y su Hijo Jesucristo te ayudarán y pronto sabrás lo que es experimentar el verdadero amor. Que Jehová te bendiga abundantemente.